Activos, pasivos y patrimonio, son términos que de seguro has escuchado y que probablemente relaciones con la contabilidad de una empresa. Sin embargo, en esta serie de artículos podemos ver que todos estos conceptos tienen una aplicación tangible en tus finanzas personales y conocerlos puede llevarte a mejorar tu bienestar financiero.
Para que te lleves una idea rápida, un pasivo es equivalente a una deuda. Veamos la definición técnica:
“la contabilidad llama pasivo a las obligaciones que la empresa o las personas tienen con los acreedores, porque de ellos ha recibido un bien o un servicio y aún no lo ha pagado.”
Si a los activos los definimos como los bienes o posesiones que una empresa o persona poseen en algún momento; un pasivo es lo contrario. Es decir, los pasivos son las acreencias, las deudas, las obligaciones que un ente económico tiene en lapso de tiempo determinado con una persona o entidad externa.
Por ejemplo: las deudas con el banco, compras a crédito de electrodomésticos, el fiado de la tienda, un préstamo personal recibido de un familiar, los salarios de los empleados por pagar, los impuestos adeudados al gobierno, entre muchos otros casos conforman los pasivos.
Robert Kiyosaki, quien replanteó la visión sobre los activos y los pasivos en las finanzas personales (Lee aquí “¿Qué son los activos?”), calificó como pasivo no solo una deuda que tienes, sino toda aquella posesión que genera egresos económicos. Es decir que, para Kiyosaki, cuando un bien no te genera ningún ingreso sino todo lo contrario produce salidas de dinero es un pasivo.
Si bien una vivienda de acuerdo a la definición tradicional se considera un activo; todos los meses debes pagar por esa vivienda gastos de administración, mantenimiento, servicios públicos mínimos, etc. Entonces esa vivienda no te produce utilidades sino obligaciones, y considerarla como activo puede ser engañoso. Complementemos con un ejemplo adicional. Si tienes un vehículo y no te genera ingresos, sino que debes pagar gasolina, peajes, parqueaderos, etc. se considera un pasivo pues no pone dinero en tu mesa sino por el contrario lo quita.
¿Cuál definición es la correcta? Depende de la situación, para fines tributarios, legales y académicos debes guiarte por la definición tradicional. Sin embargo, si estás evaluando tu capacidad de invertir, tus flujos de caja futuros y quieres construir ingresos residuales, tal vez te convenga darle una mirada similar a la propuesta por Kiyosaki.
Pasivos corrientes vs. no corrientes
Igual que los activos, los pasivos tienen unas subcategorías:
Es común hablar de pasivos corrientes y pasivos de largo plazo o no corrientes para definir la temporalidad de la deuda. Si tienes una deuda con vencimiento en menos de un año, se clasifica como un pasivo corriente y si por el contrario la obligación que tienes es superior al año se considera un pasivo de largo plazo o no corriente.
Por lo cual la hipoteca de tu casa con una vigencia de 15 años es un pasivo de largo plazo o no corriente, mientras que la deuda de tu tarjeta de crédito a 6 cuotas mensuales es un pasivo corriente.
Vale la pena que hagas esta clasificación en tus propios pasivos pues así descubrirás cuáles tienes que pagar con mayor urgencia sin entrar en mora.
¿Cuál es la diferencia entre las deudas de consumo y las deudas de inversión?
Para que comprendas de una manera más simple te daré un ejemplo: Tienes una papelería en el barrio donde vives y acaban de abrir una universidad cerca. Te das cuenta que cada vez más personas van a tu negocio para solicitar el servicio de fotocopias. Tu papelería no tiene ese servicio y para lograrlo, vas al banco y solicitas un crédito con el cual compras la fotocopiadora. Eso es a lo que se le conoce como deuda de inversión.
Luego de un tiempo ya has pagado la fotocopiadora y decides sacar otro préstamo y esta vez lo utilizas para comprar la camioneta de tus sueños, para salir a comer los fines de semana. Eso ya no es una deuda de inversión, sino que es una deuda de consumo.
En términos generales, consideramos deuda de inversión a la que se hace precisamente para realizar una inversión. Esa inversión tiene como característica principal la colocación de unos recursos con la expectativa de generar utilidades económicas en un horizonte de tiempo definido.
Por el contrario, una deuda de consumo es la que se obtiene para pagar un gasto que se consume y no se hace con el fin de generar rentabilidad. (Lee más sobre gastos y su diferencia con inversión)
¿Todas las deudas son malas?
Las deudas no son malas por su propia naturaleza, es la utilidad de esos capitales que obtenemos la característica principal definidora de la calidad de las deudas. Si utilizas deudas para tu crecimiento financiero o para realizar consumo de manera responsable, pueden ser herramientas valiosas para que obtengas bienestar financiero. Pero, si por el contrario las deudas destruyen valor económico, te hacen vivir por encima de tus posibilidades y generan un efecto de bola de nieve que cada vez te deja en una peor situación, pueden ser la peor amenaza para tus finanzas personales.
Muchas personas consideran que todas las deudas de consumo son malas y que todas las deudas de inversión son buenas. Te recomendamos hacer una evaluación más juiciosa ya que, aunque muchas veces se da esa correlación, está muy lejos de ser una regla general.
Por ejemplo: utilizar tu tarjeta de crédito de acuerdo a tu capacidad, sin cuota de manejo y pagando la deuda antes de que se generen intereses, es una deuda de consumo. La podemos considerar una deuda buena porque te permite adquirir bienes y servicios sin costo, aplazar tu egreso para el siguiente mes y tal vez hasta disfrutar de beneficios como millas o puntos.
En cambio, adquirir un préstamo a una tasa efectiva anual de 10% para invertir en un negocio con un retorno esperado de 8% EA, se considera una deuda de inversión; pero la debemos catalogar como una deuda mala. El costo de la deuda es superior a la rentabilidad de la inversión y por eso cada mes que pasa, en la operación financiera se destruye valor, o en palabras más simples, pierdes dinero.
Las deudas, también conocidas como pasivos, pueden ser un gran vehículo para el cumplimiento de tus metas si las usas de una manera responsable. Te invitamos a realizar nuestro curso de planeación financiera para que lleves un mejor control sobre ellas.
Conoce nuestras técnicas para construir tus metas financieras para que logres llevar el control de tus deudas.
Además, como ya lo sabes, en Tributi somos tus mejores aliados al momento de tomar decisiones financieras y por eso creamos este contenido para ti:
Si quieres saber más sobre inversión o tienes alguna pregunta específica sobre este tema, escríbelo en los comentarios, ¡nos vemos en una próxima edición!